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RETROSPECCION DE DISONANCIAS


MAXIMA DISTORSION
Mitad de los años setenta, la promoción que desde círculos como Zeleste, Magic o Canet Rock se hace del virtuosismo musical, búsqueda de entidades musicales nacionales o rock con raíces se hace cada vez más agobiante. Los aires de convulsión y renovación que aparecían en 1976 en Inglaterra eran un esperado motivo para que contagiaran al resto del continente pero exceptuando quizá Francia esto ocurriría tarde y con resultados cuestionables. No hay que olvidar que en Inglaterra la herencia de la cultura pop es mayor que la europea mucho más difusa.

El año cero del punk (1976) casi coincide con el del comienzo de la transición política española y es a finales de 1977 cuando se celebra en el Teatre La Aliança del Poble Nou el primer festival de música punk con La Banda Trapera del Río, Marxa, Peligro y Mortimer como representantes locales más Ramoncín. A las bandas no se les puede negar la fiereza, descaro y entusiasmo necesario como punto de partida pero solo Mortimer parece tener algún paralelismo con la nueva escena inglesa como apuntaba un periodista del Melody Maker que cubrió el evento. Simultáneamente comienzan a surgir nuevas formaciones de un rock más urbano que puede verse en los conciertos organizados en el Club Juvenil Meridiana y en otros barrios de Barcelona que parecen robar el protagonismo de Valldoreix o Canet.

Con el optimismo generado por estas nuevas propuestas se crea una agencia de contratación, Cuc Sonat, que volverá a organizar nuevos festivales de los que destacan dos días en el Saló Diana con sus grupos habituales más la transformación de Marxa en Basura y el terrorífico punk “a la page” de French Dogs. Pese al innegable éxito artístico y de audiencia, periódicos como Avui o Tele-Express hablan de falta de conexión entre público y grupos. El clima de la prensa aún se enrarece más con el desafortunado artículo de Ajoblanco titulado “Punk y fascismo,¿dos caras de la misma moneda?. Con esta intoxicación informativa no era de extrañar que en institutos de enseñanza media y universidades se arrancaran habitualmente los carteles que anunciaban este tipo de conciertos; la transición comenzaba a reprimir toda manifestación proveniente de los no sindicados o adscritos a partidos políticos.

Ingenuidad aplastante pensar en el poder de subversión social de estas bandas. Sus líderes como Morfi Grey de la Banda Trapera del Río solo estaba por excitar con sus contorsiones y música espasmódica a los lumpen punks de la ciudad satélite de Cornellá y a la critica musical más moderna de entonces, Panotxa de Basura “pasarse” lo máximo posible tanto el como el grupo en sus mejores momentos de improvisación, el slogan de Gay de Peligro lo dice todo “grita, escupe, vomita” y Javier de Mortimer declaraba que el hecho de tomar el pelo a la gente ya alimentaba sus instintos básicos. La inspiración y agitación que provocaron los situacionistas en algún sector del punk británico es obvio que estaba lejos de incidir aquí pese a que por aquellas mismas fechas Editorial Castellote publicara en castellano La sociedad del Espectáculo de Guy Debord y textos de la Revista Internacional Situacionista. La ofensiva antiautoritaria más radical la marcaba el atentado a la sede barcelonesa de Hoechst como respuesta al “suicidio en nombre de la sociedad” de Andreas Baader y Ulrike Meinhoff o las movilizaciones ante la detención de un comando libertario como autor del incendio de la sala de fiestas Scala.

El macrofestival de la Tortuga Ligera en Castelldefels supuso una nueva oportunidad de contemplar nuevos grupos como Masturbadores Mongólicos, cuyo cantante Miracle acababa de pasar una temporada en la Modelo acusado de incitación a la violencia y escándalo público, Melodrama y su revivalismo beat, el punk esperpéntico de los valencianos La Morgue y la primera actuación de Kaka de Luxe en la que proclamaron “Ellos tienen el poder, nosotros la porquería”, vaticinaron “El punk ha muerto, viva la psicodelia” y sentenciaron “Qué público más tonto tengo” tras lo cual unos punkies les arrojaron carne cruda, un primer aviso de la aversión local a la futura nueva ola madrileña.

La muerte de Sid Vicious parece elevar el espíritu de temeridad de nuestros punks al pie de la letra, se adquieren tonos faciales necrofílicos bebiendo vinagre, un chico descubre su pelo teñido de azul en su jura de bandera, en Berga unos disminuídos físicos forman Fervor Mariano y en Mollerusa se lleva a convocar un concurso de “pogo” donde es posible explosionar tu química cervical. Reina la diversión, el no renegar de ser punk y el clima ideal para las memorables actuaciones de Ultimo Resorte, la primera de las cuales fue en el Hospital Psiquiátrico de Sant Boi ante un público exultante que les tiraba monedas tema tras tema. Es de resaltar que tanto Jordi Guber, responsable de formaciones tan destacadas de tecno de los ochenta como Lineas Aereas, Metropakt o Velodrom;, Marc Viaplana perturbador fotógrafo apropiacionista junto a Mabel Palacín o Strong componente de Alien Mar fueron en su día guitarristas de Ultimo Resorte lo que demuestra el potencial de esta banda, cualidad que también tenían aún con mayor propósito innovador si cabe grupos como Clinic Humanoids o los valencianos Juguetes de Precisión.

LINEAS DE FUGA
“La realidad para nosotros es un fraude, una obsesión social en la cual no creemos”. Quienes así hablaban eran los Psicópatas del Norte cuya actuación fue en verano de 1977 dentro de las Jornadas Libertarias, todo un evento en torno a la libertad creativa y autogestión que contó con otros rompedores grupos como La Propiedad es un Robo, Peruchos o Jaume Quadrany. Dos años más tarde se tranformarían en Erizos y poco después Carlos Merserburguer y Rosa Arruti depurarían al máximo su sonido en Tendre Tembles de los cuales manifestaban: “Estamos en contra de las etiquetas, no somos una banda de new wave, en todo caso hacemos música moderna, música actual, música provisional, música primitiva, música de crisis. Nos preocupa la situación actual de las cosas. Cuando hacemos algo estamos influenciados por la tensión y el desequilibrio”. Tendre Tembles fueron uno de los escasos grupos de aquí que supieron estar justo en el momento adecuado, sus composiciones más desgarradas entroncaban con bandas como Pere Ubu o la no-wave neoyorkina. Pero también su repertorio contenía elementos melódicos como el inolvidable “Le dernier croissant”, una calma repentina ante un horizonte de extinción.

Otros agresores sónicos de la ciudad serían bandas como La Propiedad es un Robo o Peruchos, tildados en su épocas como “free” un nexo común al Colectivo Free Difusion que organizaba conciertos en la Sala Orquídea y editaba el Boletín de Limpieza Musical. En una línea más pausada pero no menos inquietante se nos mostraba Jaume Quadrany, un psyco-baladista eléctrico cuyas actuaciones respaldadas únicamente por Jordi Riba al bajo, contaban con canciones deliberadamente monocordes cuya mínima alteración conseguía emocionarte. Posteriormente junto a exmiembros de Tendre Tembles crearían Liquid Car quienes grabarían un single, uno de los pocos registros de estos grupos cuya música era solo posible pulsarla en sus actuaciones, en las páginas de la imprescindible revista Star o en sus propios locales de ensayo como el de Xeerox donde sus componentes practicaban un continuum sonoro de improvisaciones de guitarras convertidas en generadores de ruído en una especie de punk atonal que eliminaba cualquier esquema de canción; su cantante Krishna Goineau alcanzarían gran notoriedad posterior al formar en Berlín Liaisons Dangereuses junto al ex_ D.A.F. Chris Haas y la exManía D Bettina Bartel.

Toda esta actividad coincide temporalmente con el principio de la nueva ola madrileña cuyos ejemplos más lúcidos a veces de brillante plagiarismo reorganizado no puede rivalizar sin embargo en cuanto a innovación y sobre todo riesgo de las bandas barcelonesas como reconocían el pegamoide Nacho Canut, residente forzoso durante un año en Barcelona o Ignacio Ajuria “Poch” por entonces músico ambulante en esta ciudad. Sería frustrante la casi ausencia de grabaciones que mostrara este talento, pese al supuesto interés de hacerlo Zeleste/Edigsa con La Propiedad es un Robo o Jaume Quadrany o cuando estas ocurrían como con La Banda Trapera del Río o Basura aparecían en sellos tan absurdamente inapropiados como Belter, algo nada de extrañar pues el interés de las discográficas catalanas o españolas en publicar aquí el cada vez más abundante material innovador de sus catálogos era prácticamente nulo y cuando lo hacían era con tan mínima promoción que en el mejor de los casos apenas se alcanzaba las quinientas copias vendidas. Como consecuencia los promotores de conciertos tampoco estaban por la labor y solo acontecimientos como el último festival Canet Rock levantan un poco la moral pese a la intolerancia y estupidez de muchísimos de sus asistentes que expulsan a Nico y prefieren en un plebiscito malignamente interesado a Tequila antes que Ultravox, así era la libertad anunciada de la Edad de Acuario. Las nuevas tendencias de música sintetizada eran más apreciadas en discotecas de la geografía catalana como Craks, Moustage, Chic, Génesis o locales como La Planchadora en Barcelona, ciudad que se iba modernizando con estética de drugstore.

EXPERIMENTACION ELECTRONICA
La música progresiva, un género de gran representatividad en Catalunya nada más comenzar los setenta se renovará con nuevas corrientes europeas surgidas en ámbitos como la psicodelia, free jazz o música experimental que acabarían encontrando en la música e instrumentación electrónica un medio idóneo de intervención como así lo entendieron hacia 1974 Suck Electronic Enciclopedic, grupo con nada menos que cuatro teclistas en su primera formación a los cuales se las podía ver en inauditos “light shows” como en uno con textos de Gregory Corso o Tristan Tzara. Tras la marcha de Michael Huygen para formar Neuronium, Jordi García acorta el nombre a Suck Electronic imprimiendo una mayor energía con dos baterías y guitarra alienando su sonido e inquietud por la literatura de ciencia ficción y grupos como Hawkwind o Heldon y comienzan a tocar por Europa en los circuitos de Rock in Opposition con cuya formación más emblemática m Henry Cow compartirían actuación en la Sala Helena y más tarde colaboran en la actuación de Mother Gong en la discoteca doble Zero. Paralelamente a estos, Neuronium comienza una trayectoria de más “altos vuelos” teniendo de partida el respaldo de EMI que edita su primer LP Quasar 2C 361 como el primer disco de rock cósmico español, le seguirá Vuelo Químico con la presencia de Nico recitando a E.A. Poe, esta colaboración más otra junto a Vangelis y Ash Ra Tempel en el televisivo Musical Express hará de Neuronium uno de los grupos más solicitados de l “euro-synth music” copada por estereotipos de esquemas de Tangerine Dream o Klaus Shulze.

Septiembre de 1976, el público asiduo de la Sala Magic asiste desconcertado e indirnado al vital desenfreno de sonidos discordantes que ejecuta Macromassa en su primera presentación, lejos del desánimo el propio grupo edita un extracto de ese concierto en un single “Darlia Microtónica” del que un periodista norteamericano comparó su impacto al meter los dedos en un enchufe. Dos años más tarde un nuevo concierto sería el origen de su siguiente disco el LP Concierto para ir en globo, un nuevo asalto de free-electronics urbanos surgidos del audiogenerador de Juan Crek y el clarinete sintetizado de Agoom An Huba (Victor Nubla). Ambos discos serían las dos primeras referencias de su propia editora UMYU, primer sello independiente que surge en España que pretende terminar con la marginación de los grupos “outsiders locales”. Estos canales nuevos de edición y distribución facilitan que Macromassa transpase fronteras actuando en el Festival Musiques Nouvelles de Reims junto a This Heat o los ZNR de Hector Zazou. Sumergirte con éxito en Macromassa no solo es apreciar su música improbable, imaginaria e imposible sino también todo un mundo interno repleto de un humor patafísico y rousseliano, una ocurrente fórmula que les distancia de la “seria” música contemporánea.

Algo semejante ocurre con Eduardo Polonio en su caso fundamentado en los elementos melódico-rítmicos que se encuentran en su música electrónica minimalista desde sus comienzos en 1969 en el estudio Alea de Madrid y en el duo Música Electrónica Libre. Coincidiendo con la creación del Laboratorio de Música Electroacústica Phonos en 1976 se establece en Barcelona adquiriendo sus conciertos un mayor tono audiovisual que la hace colaborar con diferentes artistas y rompe el escaso carácter interdisciplinario de aquellos años, que impidió que trabajos de gente como Joan Rom, Francesc Vidal, Joan Fontcuberta, Marcel Pey y Neon de Suro, en clara sintonía estética con muchos de los grupos nombrados, no encontrasen una dimensión conjunta.

Con Vagina Dentata Orga, Jordi Valls demostró que no se necesita ser músico ni artista para sacar discos aunque sí una gran habilidad de estrategia que seguramente le debería inculcar Genesis P. Orridge desde que este le invitó a participar en la infraestructura de Throbbing Gristle. Con la “suavización” progresiva del grupo estandarte de la música industrial, la escena londinense se agita de nuevo con sonidos más extremos como Whitehouse con los que Jordi Valls inevitablemente se encuentra ocupándose de su sello Come Organization, tarea que comparte como colaborador de Psychic TV, especialmente en su segundo disco Dreams less sweet en el que contribuye recitando un tema en catalán posteriormente puesto en imágenes por Derek Jarman y en la extracción de un fragmento de aullidos de lobo que después de modificarlo holofonicamente con un emulator se convirtió en el lMusic for the Hashihins, primero de su organización World Satanic System con un lanzamiento posterior de un viejo proyecto de los días de TG cuando Eliseu Huertas, otro catalán residente en Londres y también seguidor del grupo planeabas grabar y amplificar el potente tubo de escape de su Harley Davidson.

La música industrial via Throbbing Gristle se introduce en España con Esplendor Geométrico y en Barcelona Raul Guber, exmiembro de Xeerox, fascinado después de asistir al concierto de los londinenses al Scala Cinema decide explorar esta nueva área a través de los Toreros del Este y los Mortíferos Torpedos de Disneylandia ambientando un desfile de alta peluquería femenina, industrial music for fashion people. Este grupo unipersonal de existencia efímera fue la antesala de diversas individualidades cuyo trabajo con medios electrónicos les dá una autosuficiencia que les lleva también a la propia edición de sus trabajos habitualmente en forma de cassette creándose así diversos sellos como LMD, Ortega y Cassette o 1984 Cintas, referencias obligadas de la música electrónica de los primeros ochenta.

Antes de acabar quiero subrayar que la actividad musical hasta aquí señalada comprende en la mayoría de los casos un período compuesto entre 1976 y 1980 (obviando trayectorias posteriores de tendencias y grupos) o lo que es lo mismo y refrescando la memoria, de la Sala Apostrof al Piano Bar, del Mercadillo de Balmes a Star Records, de la radiofónica Françoise a La Rosa de Vietnam o Radio Pica, todos complementos imprescindibles para la difusión de estos grupos sumergidos, ejemplos preclaros de modernización y transgresión, cuya obra constituye una de las más alejadas que han existido respecto al stablishment comercial y artístico local.

Javier Hernando
Extraído del libro Alter Músiques Natives. Krtu 1995